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El Programa CARS, la consulta de alta resolución para el manejo de la conducta suicida y prevención del suicidio, ha atendido a más de 600 cántabros en 6 años

Cuenta con una APP individualizada que apoya a los pacientes y a sus familiares de forma permanente, una herramienta “única” de enorme utilidad, según Jesús Artal, jefe de Psiquiatría del Hospital Marqués de Valdecilla

El doctor Jesús Artal Simón es Licenciado y Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Zaragoza y especialista en Psiquiatría. Fue director general de Salud Mental del Gobierno de Cantabria desde 1996 a 2000, y director general de Ordenación y Atención Sanitaria desde 2000 a 2003, además de coordinador del Plan de Salud Mental de Cantabria 2015-2019. Es autor de más de 100 publicaciones científicas entre revistas psiquiátricas de impacto, comunicaciones a congresos nacionales e internacionales, capítulos de libros y monografías de la especialidad, y es profesor de la Universidad de Cantabria. En la actualidad es el Jefe de Psiquiatría de Valdecilla y precursor en el hospital de proyectos únicos y pioneros que en más de una ocasión han sido premiados, algunos de ellos vinculados a las conductas suicidas. En esta entrevista para el Colegio de Médicos de Cantabria, Jesús Artal repasa el trabajo de su equipo y la realidad de la gestión de la salud mental.

-Comencemos hablando de buenas noticias. Habéis recibido el Premio Ennova 2022  por vuestro proyecto de monitorización intensiva para personas atendidas en el programa de manejo de conductas suicidas y prevención del suicidio, cuéntanos en qué consiste este programa pionero.

 Desde su creación hace dos años, los premios E-nnova, promovidos por las revistas Diario Médico y Correo Farmacéutico, reconocen aquellas iniciativas digitales en salud orientadas a mejorar la calidad de vida de los pacientes y la sostenibilidad del sistema sanitario. Nosotros hemos recibido uno de los premios en la categoría de Telesalud y E-learning. Desde 2016 hemos implementado en el Hospital Marqués de Valdecilla el programa CARS, una consulta de alta resolución para el manejo de la conducta suicida y prevención del suicidio. Cuando una persona de nuestra área sanitaria acude a urgencias por ideas de suicidio o tras un intento suicida, si no precisa hospitalización en nuestra unidad de Psiquiatría, se le ofrece una asistencia inmediata (en un plazo de 24 horas), intensiva (el número de consultas que el paciente necesite en cada momento), multidisciplinar (enfermería de salud mental, psicología clínica, psiquiatría), individual y grupal, hasta que el riesgo de suicidio se considere controlado y el paciente pueda ser atendido y seguido -si lo precisa- en su unidad de salud mental. Desde su puesta en marcha el programa CARS ha atendido a más de 600 pacientes.

En abril de este año, tras un año de desarrollo, añadimos al programa CARS una nueva herramienta, una app que -instalada y activada en el móvil del paciente y de un familiar- recibe notificaciones diarias de cómo está la situación mediante una breve lista de preguntas que debe contestar cada día. Según las respuestas del paciente, la propia app le envía respuestas positivas de refuerzo, le da algunos consejos y, si la situación no es buena, cita al paciente para el día siguiente en la consulta CARS o incluso le aconseja que acuda a urgencias en ese momento. En situaciones límite la app puede activar la geolocalización. En todo momento, el familiar designado recibe información de la situación el paciente. Esta aplicación nos permite, sobre todo en las tardes y noches, y en los fines de semana, aumentar la seguridad y vivencia de apoyo tanto del paciente como del familiar y disminuye los riesgos en un periodo crítico de la vida de la persona afectada.

Hay miles de apps generalistas que ofrecen consejos a cualquier persona que tenga problemas o meramente quiera estar informado sobre este tema. Nuestra app, hasta donde sabemos única, no es generalista sino individualizada, y útil para los pacientes atendidos en la consulta CARS.

-También habéis presentado hace muy poco una iniciativa dirigida a los jóvenes en colaboración con otros colectivos, un proyecto de mentores que apoyan a jóvenes con problemas ¿en qué consiste?

 “MENTTE” es un programa de mentoría terapéutica con adolescentes en tratamiento por del equipo de salud mental infantojuvenil. Hasta donde sabemos, se trata de un proyecto pionero que, partiendo de una sólida base teórica, nace de la experiencia clínica de mis compañeras del hospital de día infanto-juvenil del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, y especialmente de lo vivido en estos ya casi treinta y dos meses de pandemia, que ha golpeado de forma inusitada a nuestra población infantojuvenil, con un incremento exponencial de la patología psiquiátrica y del malestar psíquico; con aumento de las urgencias y de las hospitalizaciones por patologías graves y con gran angustia en el seno de las familias y de la sociedad en su conjunto.

La mentoría es una relación de desarrollo personal en la que una persona más experimentada en una determinada área (cualquier modalidad de arte -música, literatura, teatro…, deporte, actividad empresarial, etc.) facilita que otra persona menos experimentada o con menor conocimiento se desarrolle en ese ámbito. Se pretende desarrollar el potencial de estos adolescentes con problemas mediante el establecimiento de una relación de confianza con el mentor, siempre de acuerdo con los objetivos terapéuticos y las directrices del equipo de salud mental. La mentoría se basa en la voluntariedad y solidaridad de algunas personas que han desarrollado una trayectoria profesional que aporta valor a la sociedad y constituirá un recurso adicional a la actividad terapéutica que desarrollan los profesionales del equipo de salud mental infanto-juvenil.

Los beneficios esperables de un programa de estas características se podrán observar no sólo en los adolescentes mentorizados, sino también en las personas que participen como mentores y en la sociedad en general, pues se pretende promover un clima de compromiso con la salud mental y la solidaridad con las personas que más la necesitan.

Contamos ya con un primer grupo de mentores, personas que han alcanzado su plenitud profesional en diferentes actividades, y quieren devolver a la sociedad parte de lo que han recibido. También contamos con un mentor de mentores, el padrino del proyecto, Benjamín Prado, un destacado intelectual y escritor, que se ha sumado al proyecto de forma totalmente desinteresada y con entusiasmo.

 -Es inevitable hablar de los datos sobre conductas suicidas en Cantabria  que han aumentado en los últimos años ¿qué indican las cifras que manejáis en Valdecilla?

El suicidio es un grave problema de salud pública. En 2014 la OMS publicó un informe demoledor sobre la importante carga de mortalidad por suicidio en el mundo, con una tasa de 14 suicidios por 100.000 habitantes en el año 2000, llamando a los gobiernos de todos los países para poner en marcha programas de prevención. Quiero aportar un punto de optimismo. Desde el año 2000 hasta el 2020 las tasas de suicidio han disminuido de forma global en el mundo, situándose en un 9/100.000, con bajadas más evidentes en Europa y África. También es cierto que la pandemia por Covid-19 y sus consecuencias sociales y económicas han supuesto un repunte la las tasas de suicidio. Los datos que manejan los Observatorios de Suicidio, con cifras que provienen del INE en el caso de España, se actualizan con dos años de retraso. En este momento disponemos de los datos del año 2020, año de la pandemia. Aún, así, dentro del entorno europeo, España se sigue situando por debajo de la media en cuanto a tasa de suicidios. En 2020 ha habido 3941 suicidios, mientras que en 2019 fueros 3671.

Cantabria, que siempre se ha mantenido -y sigue manteniéndose- entre las Comunidades con menor tasa de suicidio y muy por debajo de la media nacional, ha experimentado un repunte en 2020, con 46 suicidios, mientras que en 2019 fueron 36. Será importante ver en los próximos años y después de superada la actual pandemia cuál es la tendencia en nuestra comunidad y el posible impacto de nuestros programas sanitarios, como el CARS. Pero no debemos olvidar que, aunque el enfoque sanitario del problema del suicidio es muy importante, ya que la gran mayoría de las personas que piensan en el suicidio o llevan a cabo intentos de suicido padecen un trastorno mental, especialmente la depresión, el suicidio es un problema multicausal, y junto con las actuaciones sanitarias hay que poner en marcha medidas educativas, culturales y de protección social.

 -Con estos datos ¿crees que estamos haciendo algo mal en la sociedad actual?

 Las sociedades, tanto las más antiguas como la más actual, siempre hacen cosas bien y mal. Muchos estarían de acuerdo con la afirmación de que los modelos culturales, los estilos de vida o las desigualdades sociales son factores que favorecen el suicido. Desde luego que sí. Pero esa misma sociedad es la que mejora las condiciones de vida de los ciudadanos, genera conocimiento científico y médico que permite alargar la vida de las personas en cantidad y en calidad, desarrolla tratamientos que cada vez más nos permiten controlar enfermedades como la depresión, el trastorno bipolar o la esquizofrenia, causas principales de los suicidios en el mundo.

Con frecuencia establecemos la analogía entre las muertes por accidentes de tráfico y por suicidio. Sin duda es la sociedad actual, con su progreso y estilo de vida, con muchos vehículos y desplazamientos, la que favorece la existencia de accidentes de tráfico. Pero al mismo tiempo es capaz de ponerse en marcha planes exitosos que han permitido, por ejemplo, en España, reducir drásticamente el número de muertes en carretera. No se trata por tanto de demonizar a la sociedad actual ni con los accidentes de tráfico ni con el suicido. Se trata de reflexionar y hacer unos planes ambiciosos a diferentes niveles, intentando cambiar para mejorar patrones culturales, estilos educativos y de vida, disminuir en lo posible las desigualdades y mejorar la atención sanitaria y de la salud mental.

-¿Qué consejo darías a las familias que se encuentran con jóvenes con desmotivación, estados depresivos o conductas preocupantes?

Es muy importante hablar con ellos, aunque a veces sabemos que resulta muy difícil. Se trata de ser constante y no desanimarse. Aunque muchas veces responden con reticencia e incluso rechazo y sólo parecen buscar comunicación con sus iguales, de forma directa o a través de las redes sociales, sabemos que sí perciben ese mensaje de apoyo.

Conseguir esa comunicación puede tener en sí mismo efectos terapéuticos, aunque no siempre. Si resulta bastante evidente que hay problemas que no van a resolverse sólo con diálogo debemos introducir en alguna conversación la posibilidad de pedir ayuda profesional. Y aunque no es lo ideal, en casos que impresionen de mayor gravedad y riesgo, deberíamos “tirar” de nuestra autoridad como padres e imponer de alguna forma un contacto con profesionales; aunque palabras como autoridad e imposición no tienen gran predicamento en estos días.

-Valdecilla es pionera en el abordaje de las conductas suicidas, lo ha demostrado con los proyectos de los que ya hemos hablado pero ¿cuáles son los objetivos  de esta Unidad a corto y medio plazo?

 El primer paso, el más inmediato, y así está previsto en el nuevo plan de salud mental de Cantabria que será aprobado en los próximos días, es extender a todas las áreas sanitarias de nuestra comunidad el programa CARS. De esta manera, los pacientes que sean vistos en urgencias de Valdecilla con ideas de suicidio o tras un intento suicida podrán ser derivados con inmediatez (en un plazo de 24 horas) al programa correspondiente a cada Área Sanitaria (Laredo, Torrelavega o Santander) y ser atendidos por un equipo específico que habrá que dotar.

Por otra parte, el plan de actuaciones para atender la patología grave infanto-juvenil, incluirá en los próximos meses la versión “para niños y adolescentes” del programa CARS en el hospital de día infanto-juvenil del Hospital Valdecilla.

Otra actuación a llevar a cabo es poner a disposición de nuestros pacientes todas las herramientas eficaces disponibles en nuestro Sistema Nacional de Salud para el tratamiento de aquellos trastornos mentales que subyacen en la mayoría de las conductas suicidas, como la depresión mayor grave y resistente, el trastorno bipolar en fase depresiva o la esquizofrenia. A los tratamientos farmacológicos hasta ahora disponibles para tratar la depresión resistente con riesgo de suicidio hay que añadir un nuevo fármaco que representa una clara innovación, la esketamina. Hemos tenido la oportunidad de tratar a una veintena de pacientes antes de su inclusión en nuestras guías terapéuticas dentro de un programa de uso compasivo del medicamento y hemos obtenido excelentes resultados. También deberíamos disponer de herramientas como la estimulación magnética transcraneal y la estimulación cerebral profunda para determinados pacientes con riesgo de suicidio, y mantener nuestro programa de tratamiento electroconvulsivo.

Finalmente, con la experiencia que estamos acumulando con nuestra app para la monitorización intensiva de personas en el programa CARS, desarrollaremos la versión 2.0, que incluirá novedades y mejoras.

 -Para terminar, ¿os sentís lo suficientemente apoyados por la Administración para gestionar vuestro servicio y para prevenir patologías mentales?             

En España existen bastantes desigualdades entre Comunidades Autónomas en cuanto a los recursos humanos en salud mental. Unas pocas comunidades tienen unas ratios de profesionales muy por encima del resto. Me refiero, por ejemplo, a Euskadi y Asturias, que casualmente son nuestras comunidades vecinas. En cuanto a recursos humanos Cantabria está en la media de ese otro grupo de comunidades con unos recursos aceptables, pero muy por debajo de las comunidades que he citado y de alguna otra. La buena noticia es que nuestro tamaño y nuestra organización sanitaria nos permite ser mucho más eficientes, contando además con esa “cultura” de salud mental que tenemos desde el año 1929, con la fundación de la Casa de Salud Valdecilla, que fue pionera con varias décadas de adelanto con respecto al resto de zonas de España en el tratamiento moderno de las personas con trastorno mental.

También quiero decir que en los últimos veinte años Cantabria ha ido aumentando de forma muy significativa sus recursos en salud mental, gracias a los dos planes de salud mental que fueron promulgados e implementados. Así, se desarrolló la red de centros de salud mental de adultos y de niños y adolescentes, se creó una red bastante potente de hospitales de día en varias áreas sanitarias, mejoró la asistencia a personas con hospitalizaciones psiquiátricas de media estancia con el cierre del Centro de Parayas y la apertura de la unidad psiquiátrica en el Hospital de Liencres y se contó con programas de referencia nacional para el tratamiento de psicosis en fases iniciales y de trastornos de la conducta alimentaria.

Quiero decir alto y claro que los actuales macrogestores y mesogestores de nuestra Sanidad están apostando fuertemente por desarrollar proyectos necesarios y también innovadores en asistencia psiquiátrica y salud mental. Dentro del problema que ha supuesto la pandemia por covid-19, la presencia en nuestra sociedad y en nuestros gestores de la Psiquiatría ha crecido de forma significativa. Ahora somos mucho más visibles.

Suelo decir que hay un alineamiento en el momento actual entre todos los actores implicados, Consejería, Gerencia del Servicio Cántabro de Salud y Gerencia de Valdecilla y de las otras áreas para poner en marcha estos proyectos tan necesarios y el crecimiento, dentro de lo posible y con dificultades -ya que no es fácil hoy contar con profesionales de psiquiatría, psicología clínica y enfermería en salud mental- de los recursos humanos y materiales. Espero ver materializados en los próximos meses muchos de esos proyectos planteados por los profesionales y demandados por los ciudadanos.