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“La tecnologización en la asistencia sanitaria amenaza con despersonalizar el cuidado a los enfermos”, asegura Carmen Massé

La doctora en Teología y Licenciada en Medicina, Carmen Massé, ponente en el curso de formación en Bioética del Hospital Santa Clotilde, ha advertido del peligro que puede suponer una exceso de preponderancia de la necesaria tecnologización en los tratamientos, dejando a un lado un apartado que considera “clave” como la Bioética

Desde su punto de vista,  “hoy, más que nunca, la Bioética es fundamental para poder ofrecer a las personas un cuidado de calidad humana, que respete su dignidad, puesto que la tecnologización de la asistencia sanitaria amenaza con despersonalizar el cuidado de los enfermos. Para Massé, “no todo lo técnicamente posible, es éticamente bueno, la clave es y será siempre la protección de la vida y la dignidad de los seres humanos”. Por eso, añade, “es muy importante que podamos pararnos a pensar éticamente con calma cuestiones de tan vital importancia como cuándo comienza la vida humana, cuándo termina y cómo establecerlo, qué técnicas atentan contra la dignidad, cómo cuidar la vulnerabilidad de los seres humanos, de todos los seres humanos, entre otras cuestiones”.

Para la ponente de la jornada en el HSC, junto con el responsable del SAER y Bioética del centro, Walter Eladio Acuña, la Bioética es “un instrumento privilegiado para humanizar el cuidado humano, de tal forma que la ciencia y la técnica, pensadas desde la ética y la humanización, estén al servicio del ser humano y su dignidad, a lo largo de toda su vida”.

Por ello, defiende que una adecuada formación bioética en los profesionales y en todas las personas implicadas en el cuidado de un enfermo, familiares, voluntarios y, por supuesto, el propio enfermo, “es crucial para que este cuidado sea verdadero cuidado humano y humanizante”.

Carmen Massé recuerda que la Bioética nació hace unos 50 años para ser “puente entre las ciencias y las humanidades, entre nuestra generación y las venideras, para que este mundo sea cada vez más humano y sostenible y desde la reflexión bioética, se intenta aportar a los necesarios avances científicos y técnicos los principios, los valores y las virtudes que hagan que sigan estando al servicio del ser humano y no a la inversa”.

Los retos de futuro de esta ciencia entrañan que se esté pensando más “no tanto en cómo curar/cuidar/aliviar a los enfermos, sino en cómo hacer que los sanos sean más sanos, jóvenes, longevos, fuertes… más transhumanos”.

En una sociedad en la que parece analizarse todo al detalle, la Bioética también tiene respuestas, según Massé, para la vida cotidiana porque cualquier acto sencillo diario, es un acto con implicaciones éticas “sea beber un simple vaso de agua o tomar un comprimido para un dolor de cabeza, ¿vaso de plástico o de cristal, agua del grifo o embotellada, comprimido con o sin receta médica, genérico o de marca…?, ya que las decisiones tienen consecuencias para uno mismo para los demás o para el medioambiente y por eso, integrar la sensibilidad bioética en la vida cotidiana implica despertar el sentido de la justicia y la equidad en nuestros compromisos, hacer en bien como regla general y no hacer daño”.

Como resumen, apunta el responsable del SAER y Bioética del HSC, Walter Eladio Acuña, la Bioética “nos puede ayudar a ser más libres y humanos en nuestras decisiones cotidianas, precisamente por hacernos más conscientes de nuestra humanidad y con el compromiso con el género humano, y más libres porque nos da instrumentos para comprender en profundidad la realidad y responder a ella desde nuestro valores y principios”.