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El suicidio de médicos y MIR «es un tabú para evitar el efecto llamada»

25/12/20 El Covid agrava esta problemática y aumenta el riesgo de una ola de trastornos adaptativos entre los residentes

Los problemas de salud mental siguen siendo un tema tabú incluso cuando afecta a los profesionales sanitarios, quienes son, precisamente, los que velan por el cuidado de la salud de las personas. Muchas de estas complicaciones se traducen en episodios de estrés, depresiones e, incluso, en el peor de los casos, el suicidio. Los médicos, además, tienen la tasa de suicidio más alta de todas las profesiones y, por supuesto, ello también afecta a los MIR.

El psicólogo Jesús Linares, del Colegio de Psicólogos de Madrid, explica en Redacción Médica a que los residentes están sometidos a las mismas presiones que el resto de profesionales sanitarios, lo que deriva en cuadros de estrés agudo, tristeza, o ansiedad, síntomas todos ellos que “son muy importantes identificar” para localizar un problema de salud mental que pueda derivar, llegado el caso, a un suicidio si el sufrimiento es “intenso y duradero”.

Sin embargo, hay otra serie de elementos adiciones que puedan complicar aún más la ecuación en el caso de los MIR y que tiene que ver con los trastornos adaptativos, la respuesta fisiológica a situaciones de estrés que implican la aparición de síntomas emocionales o conductuales significativos clínicamente.

Para ello es fundamental la “gestión de las emociones”. En el caso de los MIR, es habitual que sientan que “no están preparados y no tienen la formación adecuada” para afrontar muchas de las situaciones que deben enfrentar. Ello, sumado a la actual situación de pandemia del Covid-19, en la que muchos de ellos han tenido que tomar la iniciativa sin la tutorización adecuada ha provocado que aumenten los casos de “conductas autolíticas” y en el aumento del riesgo de que se produzcan “olas de trastornos adaptativos”.

«Los ‘coronaMIR’ -tal y como los ha etiqurtado el psicólogo- están sometidos a mucha presión, por el propio MIR, los exámenes y la propia situación”, sostiene Linares, quien ha detectado, además, un aumento de trastornos de estrés postraumáticos y trastornos del superviviente en los últimos meses. Para los residentes, lamenta el psicólogo, “no hay ni tiempo ni recursos humanos para ofrecerles un seguimiento formativo” y están siempre “en entornos muy competitivos”. “Vienen con toda la ilusión y se chocan con la realidad” cuando llegan a un hospital.

Síntomas de conductas suicidas

Uno de los mitos más extendidos, sostiene Linares, es que cuando un profesional se quiere suicidar muestra síntomas de tristeza o depresión. No obstante, en muchas ocasiones esto no es así, sino todo lo contrario. “Alguien que es depresivo, tumbado en la cama sin fuerzas, es muy difícil que se suicide”, apunta.
Son personas que “sufren mucho”. “No es que no valoren la vida, es que sufren de manera tan intensa y prolongada que necesitan terminar con ello”, explica. En muchos de los casos, presentan conductas de cierre, es decir, que desean “marcharse en paz” dejando las cosas cerradas. Por eso, muchos de ellos “se muestran más cariñosos de lo habitual y, por ejemplo, quieren quedar más con los amigos o, incluso, le piden perdón a su ex”.

Por último, Linares lamenta que “no favorecemos a los médicos que pidan ayuda”. “Se ha convertido el suicidio en un tema tabú para evitar el efecto llamada, pero esto lo que provoca es mayor estrés y vergüenza para quienes necesitan pedir ayudar”, alerta. “Estamos acostumbrados a no pedir ayudar. Esto es una actitud invalidante”, informa Jesús Mediavilla en Redacción Médica.