Close

Noticias


Atrás

 

Día Mundial Lucha Contra la Depresión La depresión multiplica por ocho el riesgo de suicidio

“Me siento triste, estoy deprimido”. Cuantas veces hemos escuchado esta expresión. Sin embargo, la depresión, es más. Es una enfermedad grave poco entendida y, a veces, banalizada. Actualmente, supone la primera causa de discapacidad mundial y uno de los grandes retos del siglo XXI. Por Sara Guardón

El tiempo es fundamental para su diagnóstico, tratamiento y no cronificación. Y padecerla multiplica por ocho el riesgo de suicidio. Sin embargo, la psiquiatría ve un futuro esperanzador para el abordaje de esta patología, tal y como explican psiquiatras del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla para “MédicosyPacientes” con motivo del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, hoy 13 de enero.  Concretamente, este diario ha entrevistado a los doctores Jesús Artal, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, e impulsor del programa de alta resolución para el manejo de la conducta suicida y prevención del suicidio (CARS); Ana De Santiago Díaz, psiquiatra responsable del programa; Marcos Gómez, psiquiatra del CARS; y Luis Gaite, psiquiatra de la Unidad de Investigación en psiquiatría y también del programa.

Para hablar de depresión, lo primero es diferenciar entre los síntomas depresivos y lo que es puramente depresión. “La depresión tiene un componente biológico, piscológico y social. Hay depresiones más biológicas y otras en las que predominan los detonantes sociales. Tras la pandemia de COVID-19 hemos visto que las depresiones biológicas no han aumentado, pero si los síntomas o cuadros depresivos que son fruto de la situación vivida”, asegura el Dr. Jesús Artal quien ha añade que también ha aumentado las personas que piden ayuda gracias a la visibilidad de las enfermedades mentales.

“Estamos asistiendo a un aumento de cuadros depresivos que tienen que ver con la manera en la que las personas afrontan sus problemas, es decir, en estos cuadros hay un factor psicológico, pero influyen mucho los factores sociales derivados de una situación de caldo de cultivo, como es el desánimo, la falta de perspectiva de salida de la pandemia, clas circunstancias sociales y económicas, el confinamiento o el distanciamiento. Está aflorando ese otro tipo de sintomatología depresiva con más peso de lo social”, señala la Dra. Ana de Santiago.

“No es lo mismo estar desanimado y triste que tener una depresión”

De esta forma, las cifras que actualmente se comentan en los medios de comunicación y en la demanda de los dispositivos de salud mental responden más a síntomas depresivos que auténticas enfermedades, aunque en personas predispuestas, con antecedentes depresivos o que han sufrido especialmente el peso de la pandemia esto puede ser un desencadenante de una auténtica enfermedad depresiva.  «Los síntomas no son enfermedades. No es lo mismo estar desanimado y triste que tener una depresión. Tenemos que visibilizar los problemas de salud mental, pero también tenemos que estar atentos a la banalización de la depresión de influencers en redes sociales”, asegura la doctora De Santiago. “Las personas con problemas depresivos graves, probablemente, son las que menos ayuda piden. Su entorno se percata de que esa persona está mal y piden ayuda”, añade.

Por el contrario, el Dr. Marcos Gómez señala que los artistas e influencers “pueden ser altavoces de esos otros enfermos que no piden ayuda”. Es importante -dice- que entendamos socialmente que la depresión es algo que puede afectar a cualquiera por sus componentes biológicos”. Pero hay que tener en cuenta una cosa: dos personas sometidas a la misma situación de estrés reaccionan de forma diferente. “Esto tiene que ver con la parte más biológica y relacionada con el desarrollo individual de la persona que al final determina si existe mayor o menor vulnerabilidad del individuo a la hora de enfrentar esas situaciones. La depresión nos puede pasar a todas las personas, pero es más probable que les pase a unas más que a otras en función de sus determinantes que tienen que ver con su genética, biología, su desarrollo, experiencia personal y situaciones vitales”, puntualiza el Dr. Gómez.

Para el Dr.Luis Gaite parece que con la pandemia de COVID-19 hemos asistido a una explosión de la depresión, cuando ya teníamos cifras que demostraban que antes ya existía y la situaba en la principal causa de discapacidad mundial desde la segunda década del siglo XXI”.

“Lo que ha aumentado con la pandemia son los síntomas depresivos, no la depresión diagnosticada y tratada”

“Lo que ha aumentado con la pandemia son los síntomas de depresión, no la depresión diagnosticada y tratada por un profesional. Es importante que no se banalice la depresión, pero si es vital que se hable de la depresión y se normalice para que personas que no entraban en el circuito de asistencia por estigma pidan ayuda. La pandemia ha supuesto una oportunidad de hablar de salud mental”, apunta el Dr. Gaite.

Uno de los enemigos de la depresión es el tiempo de diagnóstico y las largas listas de espera para acceder a los servicios de psiquiatría. En la red de salud mental de Cantabria el tiempo es más corto que en la media de España, pero aún queda mucho que hacer a nivel nacional y autonómico. “En la red de salud mental hacen falta muchos profesionales: psiquiatras, terapeutas, enfermeros, trabajadores sociales… Son equipos multidisciplinares. Necesitamos inversión en estos recursos”, señala el Dr. Artal.

Esto es así porque el abordaje de la depresión ha de ser integral. Un psiquiatra prescribe un tratamiento farmacológico en base al proceso psicoterapéutico y conductual de ese paciente. “La psicoterapia no equivale a la psicología, es una actividad necesaria en algunas patologías. En algunas solo se necesitan fármacos, en otras las dos cosas y en algunas solo psicoterapia. Hay psiquiatras formados en psicoterapia”, añade. «La psicología es una perte importante en el tratamiento y necesitamos más recursos para ella pero también para todo el equipo que se encarga de la psicoterapia», afirma.

“En otras enfermedades nadie cuestiona el fármaco, como en una diabetes”

Sin embargo, hay que ceñirse a cada caso. “Tratar farmacológicamente una depresión no significa que esté mal tratada. En otras enfermedades nadie cuestiona el fármaco, como en una diabetes o hipertensión, hay medidas farmacológicas y medidas que no”, asegura el Dr. Luis Gaite. Incluso para el Dr. Marcos Gómez, “una depresión tratada solo con psicoterapia puede ser una depresión mal tratada o infratratada”. Además, es importante que se establezcan unos objetivos y un tiempo en el proceso terapéutico como se hace con un medicamento. «Hay que determinar el número de sesiones que se precisan», añade.

En la depresión hay que actuar rápido, porque si no se atiende se puede cronificar. “Si el debate entre pastillas o psicoterapia se dilata esa persona no recibe el tratamiento que necesita. En las unidades de psiquiatría los psiquiatras hablamos con los pacientes, hacemos un abordaje integral hacemos psicoterapia y utilizamos las herramientas farmacológicas.  Nadie se plantearía una psicoterapia en una diabetes, hay que poner tratamientos. Queremos luchar contra el estigma en torno a la psiquiatría”, señala la Dra. Ana De Santiago.

“Las enfermedades psiquiátricas son enfermedades como cualquier otra y tienen un tratamiento farmacológico basado en la evidencia científica.  Afortunadamente, hay tratamientos antidepresivos. Nadie se cuestiona poner un tratamiento a una diabetes”, añade la doctora. ¿Pero cómo se puede acceder a los servicios de salud mental? Cuando la patología no es tan grave, la puerta de entrada a la red de salud mental es la Atención Primaria. Para el Dr. Jesús Artal “se precisa más coordinación, información, formación y comunicación entre las distintas unidades de la red. Que el nivel de atención primaria se coordine con el nivel hospitalario, y viceversa”.

Es importante tratar bien la depresión porque se pueden evitar muchos de los suicidios. Hay tratamientos muy eficaces para la depresión e ideación suicida, tal y como explica la Dra. De Santiago. De hecho, la depresión multiplica por ocho el riesgo del suicido. “La evolución de la depresión depende de cómo se trate si se cronifica o cambia radicalmente el curso de la enfermedad”, afirma.

CARS, un programa asistencial para atender a pacientes que han tenido conducta suicida

Precisamente, para prevenir el suicido se puso en marcha en el Hospital Valdecilla el programa de alta resolución para el manejo de la conducta suicida y prevención del suicidio (CARS) en 2016. Un programa asistencial para atender a pacientes que han tenido conducta suicida: tentativa de suicidio o ideación. “Son pacientes que han ingresado en urgencias psiquiátricas. Se les ha estabilizado médica y psicológicamente, y para que su salud mental no empeore o se suiciden se les ingresa o se les incluye en este programa, que es ambulatorio, 24/72 horas después que reciben el alta”, matiza la Dra. De Santiago responsable del programa. El programa cuenta con un equipo multidisciplinar compuesto por psicólogos, enfermeros, psiquiatras…Es intensivo, de diagnóstico rápido, y tratamiento inmediato, para que puedan seguir con su vida. Hay seguimiento intensivo y terapia de grupo para dotarles de las herramientas necesarias.

Esta estrategia que busca atender de forma rápida, intensiva e integral a las personas en riesgo de suicidio y facilitar que la persona pueda recuperarse, podría estar detrás de la bajada en las muertes por suicidio en Cantabria. Para Luis Gaite “uno de los elementos clave del programa es el tiempo en el que paciente es tratado. El hecho de actuar más rápido mejora la atención temprana y que mantiene al paciente en un entorno social”.

Este programa pionero y referente en España ha logrado que el ingreso en estas patologías disminuya. “En el futuro y en los próximos años habrá un mayor auge de los programas especiales como estos para patologías relevantes como la depresión; potenciando y mejorando la formación coordinación y comunicación. Cada vez tenemos herramientas más poderosas que combinadas bien con psicoterapia, activación conductual y los tratamientos actuales podemos conseguir que las depresiones no se cronifiquen”, manifiesta el Dr. Jesús Artal.

“Estamos viviendo una nueva revolución de la psiquiatría que va a permitir en los próximos años que muchos pacientes se beneficien”

Además, para el Dr. Marcos Gómez “se avecinan buenos tiempos en cuanto a la investigación y al desarrollo de nuevos fármacos para la depresión. Después de muchos años de encontrarnos limitados en cuanto a las posibilidades terapéuticas, estamos viviendo una nueva revolución de la psiquiatría que va a permitir en los próximos años que muchos pacientes se beneficien, con tratamientos de nueva eficacia que mejorarán el abordaje integral y multidisciplinar mayores posibilidades de eficacias y recurrencia”.

Pese que a no se conoce publicamente, se ha avanzado mucho en el conocimiento de las enfermedades mentales, y España, a pesar de la falta de recursos, es uno de los países que está al a cabeza de Europa en investigación de psiquiatría. Todo gracias a los profesionales que no solo atienden, tratan y cuidan a sus pacientes, sino que investigan. Ellos solo piden una cosa: inversión en planes a largo plazo para el campo de la salud mental, que no se haga política de las enfermedades mentales, que se cuente con los profesionales para legislar, y que las decisiones se tomen en base a la evidencia científica.