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“El desarrollo de la genética o la implantación de la ideología de género conllevan la necesidad de respuestas desde la ética médica”, dice Fernando Gamboa

El doctor Fernando Gamboa, secretario de la Comisión de Ética y Deontología Médica del Colegio de Médicos de Sevilla, participa en el VIII Congreso Nacional de Ética y Deontología Médica, que tendrá lugar en Sevilla del 9 al 11 de febrero, para hablar sobre los nuevos paradigmas de la ética médica

Tal y como asegura en esta entrevista para Médicos y Pacientes, “el desarrollo de la genética o la implantación de la ideología de género conllevan la necesidad de respuestas desde la ética médica”. La Comisión Central de Deontología del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos y el Colegio de Médicos de Sevilla celebran el VIII Congreso Nacional de Ética y Deontología Médica del 9 al 11 de febrero de 2023. Un punto de encuentro donde los profesionales de la Medicina, y también del derecho sanitario, abordarán los retos futuros y nuevos paradigmas de la nueva ética y deontología médica.

Acceso a la información del congreso

-¿Cuáles son los nuevos paradigmas en la ética médica?

En la medida que surgen nuevas cuestiones éticas asociadas al desarrollo de nuevas tecnologías o la implantación de nuevas ideologías, se desarrollan teorías que intentar dar nuevas soluciones. El desarrollo de la genética, los problemas de sostenibilidad económica del sistema sanitario, o la implantación de la ideología de género conllevan la necesidad de adecuadas respuestas desde la práctica profesional, la deontología y la ética médica.

-¿En qué medida la sostenibilidad de los sistemas de salud son una obligación ética?

La medicina moderna es inconcebible fuera de los sistemas de salud, e inaceptable si no existe una cobertura universal, accesible y de calidad. Exige una formación apropiada de los profesionales, con competencias acreditadas, para que desarrollen una atención integral. Precisa igualmente de una buena gestión de centros y servicios por personas formadas, que sea capaz de armonizar las necesidades de salud con las continuas exigencias de prestaciones sanitarias no siempre adecuadas, y un presupuesto finito.

La ética aspira a la mejora continua de la calidad y al mejor bien hacer. Estudia lo que es correcto o no. Además, hace hincapié en los patrones de conducta correctos que se han de poner en práctica. Sin un sistema sostenible no es posible una atención sanitaria de calidad, que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones, garantizando el equilibrio económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social.

-¿Cómo la pandemia ha provocado nuevos retos para la deontología médica?

La pandemia de COVID-19 ha supuesto una carga enorme para el sistema sanitario que ha provocado un desequilibrio entre las necesidades de la población y la disponibilidad de asistencia clínica. La priorización en situaciones de escasez no es rara en la práctica clínica; de hecho, es frecuente. Un marco ético adecuado para la asistencia sanitaria durante las emergencias de salud pública ha de equilibrar el deber de la atención centrada en el paciente con los deberes centrados en la sociedad de promover la igualdad y la equidad para todos en la distribución de los riesgos y beneficios. Es fundamental respetar la dignidad de cada paciente.

El tratamiento médico tiene que ser proporcional al estado clínico del paciente y a los factores básicos (enfermedades crónicas, factores de riesgo y otros) que han de incluirse como parte del análisis de la posibilidad de recuperación de cada paciente. La elección de fijar límites en el acceso al tratamiento no es una decisión discrecional. La dificultad radica en cómo hacerlo de manera ética y coherente, en lugar de fundamentar las decisiones en el criterio de cada lugar, en cada centro o en la intuición de un médico en un momento crítico.

Las acciones sobre la población, si bien tienen por objeto garantizar un beneficio para la salud agregada de la comunidad, no necesariamente lo hacen para cada persona, quien debe asumir limitaciones a su libertad y perjuicios personales. La salud pública introduce tensiones en la autonomía de las personas que deben ser moduladas.

La medicina clínica tiene un contrato ético para cuidar a los pacientes, maximizando la beneficencia y minimizando la maleficencia, respetando la autonomía y la equidad. Sin embargo, la salud pública carece de ese consenso. Los objetivos de cuidar a toda la población hacen que el bien de la sociedad (la salud de los ciudadanos) prevalezca sobre el derecho de las personas a tomar sus decisiones de forma autónoma. Una mejor formación y una información más transparente pueden ayudarnos. En este contexto no sorprenden las respuestas descoordinadas e inusuales, con intervenciones contradictorias que demuestran la falta de coherencia. Deben establecerse mecanismos de coordinación adecuados.

Las propuestas para la asignación de recursos en una pandemia coinciden en cuatro valores fundamentales: maximizar los beneficios de los escasos recursos, tratar a todas las personas por igual, promover y recompensar el valor instrumental, y dar prioridad a los más desfavorecidos. Ningún valor individual es suficiente por sí solo. Una asignación justa requiere un marco ético que pueda adaptarse en función del recurso y el contexto.

-¿Cómo se ve la ética desde la perspectiva de género?

El género hace referencia a una construcción simbólica que integra los atributos y roles asignados a las personas según su sexo. Las sociedades se organizan desde una prescripción de valores y normas relacionadas con una determinada construcción simbólica de masculinidad y feminidad. Todas las sociedades, con las particularidades específicas del contexto se van transformando. La ética, en cuanto que: “la ciencia del deber ser, o el conjunto de principios normativos que fundamentan los deberes y derechos de toda persona humana” aboga por los derechos y deberes de las personas contribuyendo al desarrollo humano. La ética como orientadora de la actividad humana constituye una herramienta teórica y reflexiva para el logro de la equidad y la igualdad de derechos entre las personas.

-¿Qué espera de la celebración del VIII Congreso de Deontología Médica?

Este Congreso esperamos que sea un impulso al desarrollo de la ética médica como disciplina dentro del currículo profesional, que pueda llegar a la sociedad para mejorar su atención, y que se explicita de forma normativa a través de la deontología. La presentación del nuevo código de Deontología Médica es una oportunidad que debemos aprovechar.