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“De la piel hacia adentro o de la piel hacia afuera, es la frontera que separa el ámbito de la medicina o el de la habitabilidad”

El arquitecto Domingo de la Lastra Valdor intervino en el Aula de Cultura, dentro del Ciclo Medicina y Humanismo, en donde habló sobre los Entornos de habitabilidad

El arquitecto Domingo de la Lastra Valdor intervino el pasado martes en el Aula de Cultura, dentro del Ciclo Medicina y Humanismo, en donde habló sobre los Entornos de habitabilidad. Para el conferenciante los entornos de la habitabilidad dependen de cómo se mire el tema, “de la piel hacia adentro o de la piel hacia afuera, es la frontera que separa el ámbito de la medicina o el de la habitabilidad”.

La conferencia pretendió diseccionar en partes los diversos entornos que envuelven y condicionan a las personas, como si fueran círculos concéntricos sucesivos entre los que se debate eso que llamamos calidad de vida. Desde el vestido a la casa y a la ciudad, y desde el barrio a la conurbación y a la aldea global. La manera de relacionarnos en cada uno de estos entornos regula nuestra propia felicidad. En opinión del conferenciante, para dar respuesta a cada entorno, y en su correspondiente escala, disponemos de la mejor herramienta y el margen de maniobra suficiente para cambiar el destino a nuestro favor. “Se llama cultura”.

Domingo de la Lastra a lo largo de la conferencia utilizó diversos términos que ha querido definir con una frase que hace que se entienda mejor la “habitabilidad” de las personas en el entorno en donde se envuelve y se desarrolla la persona. Así hizo referencia a casi veinte términos que se utilizan día a día:

La piel como frontera de nuestras relaciones con el mundo exterior; El vestido como la piel complementaria que modula nuestra particular relación con la intemperie, climática o social; Lo inmediato, el entorno próximo a cada persona, del que se apropia para no sentirse invadida; La morada, el hogar, la cáscara imprescindible para mediar con la intemperie, como protección y cobijo. El lugar del que se apropia cada individuo.

Asimismo, los lugares de vecindad, donde quienes viven en proximidad conviven y comparten intereses comunes; El barrio, el lugar donde es posible permanecer, asociado al lugar en que vives, cuyo espacio público es complementario a las limitaciones espaciales de la vivienda.

La ciudad, el ser común que reúne el mosaico social con el que convivimos y donde cada persona forma su propia definición de ciudad con relación al uso y provecho que se hace de ella; La conurbación, donde la ciudad de centro, o centros, y periferia, o periferias, se extiende como agregación de diversos escenarios simultáneos; el Paisaje, cuya definición es la que cada cual es capaz de identificar.

El territorio: el tablero de juego donde entre en relación el cumulo de información, sucesos y recursos que pueblan los lugares; la región, geográfica y administrativa; el país, la unidad cultural y administrativa que nos interrelaciona; la incorporación a la Unión Europea impone un entorno de intereses y de condiciones de vida.

Por último, la presencia del planeta Tierra, como sujeto que se ha de gestionar y cuidar entre todos los habitantes, determina normas de comportamiento y posibilidades geográficas inimaginables hace pocas décadas.

La conferencia finalizó con la puerta abierta a nuevos “entornos No espaciales”, a partir de los nuevos sistemas de comunicación y de relación social, que son ajenos al lugar como un espacio físico, y donde se ofrecen nuevos horizontes asociados a una realidad virtual, sustitutiva de la propia realidad física.

Domingo de la Lastra Valdor nació en Santander en 1964. Arquitecto de formación aunque de vocaciones más amplias y dispersas, pero centradas alrededor del mundo de las artes y las ideas. Participante y organizador de buena parte de la actividad cultural realizada desde el Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria en los últimos diez años, desde donde se fomenta la colaboración y comunicación con diferentes disciplinas y sensibilidades del más amplio espectro social, institucional y cultural.

A partir de los cuatro años, hasta los trece, tuvo como primer profesor de dibujo y pintura a Antonio Acebo, con quien descubrió los mundos de los figurativo y lo abstracto. Posteriormente se formó en el dibujo académico con Fernando Valdeón como preparación a sus estudios de Arquitectura, a partir de lo cual inicia una formación independiente que deriva en un amplio espectro artístico.

Fotografía: Izqd. Domingo de la Lastra y Aurelio González Riancho, coordinador del Aula de Cultura del Colegio de Médicos