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El doctor Jesús Agüero recibió uno de los Premios a la Trayectoria Profesional en el Ámbito Hospitalario del COM Cantabria

El especialista en Microbiología  ha realizado  gran parte de su trayectoria profesional en Valdecilla y fue distinguido a petición de sus compañeros 

El doctor Jesús Agüero se  licenció en Medicina y Cirugía en la Universidad de Valladolid  y se especializó en Microbiología y Parasitología en el Hospital Clínico de Salamanca,  donde  también  realizó el doctorado. Ha desarrollado  gran parte de  su trayectoria profesional en Valdecilla,  donde se jubiló  hace  año y medio, y, según nos cuenta,  «quizá por ese temor al vacío que uno pudiera experimentar después de más de 40 años de vida profesional, actualmente estoy implicado (demasiado, como aseguran mis allegados) en otras inquietudes que no había podido atender de la forma que me hubiera gustado por falta de tiempo: literatura, cine, música (especialmente esta última) y, claro, mayor atención a la familia».  En esta entrevista para el Colegio de Médicos de Cantabria, Jesús Agüero  nos cuenta los pormenores de su  trayectoria  y sus planes actuales.

-Has recogido el Premio a la Trayectoria Profesional en el ámbito hospitalario (Servicios Centrales) del Colegio de Médicos de Cantabria ¿cómo has recibido este reconocimiento?

Con mucha sorpresa, la verdad, y así se lo hice saber a nuestro presidente del Colegio de Médicos. Pero al mismo tiempo he sentido una enorme satisfacción al ver que, de alguna forma, tus compañeros reconocían tantos años de dedicación. Y me ha parecido una excelente idea que, a partir de esta última edición de los premios, se quiera reconocer también la importantísima labor de los Servicios Centrales del área hospitalaria. Que yo haya sido el primero en tener dicho reconocimiento, desde luego es un motivo más de orgullo personal.

-Has estado en Valdecilla durante muchos años ¿cómo ves el hospital en la actualidad?

Yo me vinculé al Servicio de Microbiología del HUMV en el año 1992, casi diez años después de incorporarme como profesor a la Facultad de Medicina de la UC. Desde luego en ese tiempo el hospital ha cambiado mucho, tanto en el aspecto arquitectónico como de gestión, pero en el transcurso de todos estos años siempre ha apostado por ese nivel de excelencia y calidad que, no sin esfuerzo, ha conseguido mantener, como así lo acredita los galardones concedidos en las ediciones de los premios BIC (Best in Class) de los últimos años.

-Tu especialidad se vio especialmente implicada en la pandemia ¿ha cambiado el sistema después de esta crisis sin precedentes?

No cabe duda que la pandemia ha supuesto un punto de inflexión que ha provocado importantes cambios, y no sólo en el ámbito sanitario. Entre estos últimos algunos han llegado para quedarse: la telemedicina, el test del Covid-19, la recomendación de mascarillas … Nosotros lo vivimos muy de cerca en el laboratorio. Fue un auténtico terremoto de pruebas diagnósticas (las famosas PCR), que provocó una reestructuración muy importante en el Servicio. Afortunadamente sirvió al mismo tiempo para su modernización, y el hospital cuenta actualmente con un servicio de Microbiología que dispone de las técnicas diagnósticas de última generación dentro de la especialidad, así como de un sistema de guardias y atención continuada atendidos por unos magníficos profesionales.

-Y ¿crees que la Microbiología está tan valorada como debiera en el sistema de salud?

Creo que tras lo vivido en la última pandemia la labor del microbiólogo ha sido reconocida, no tanto en el ámbito sanitario, que ya lo era, sino por la sociedad en general. Aunque, para mí, no lo suficiente como para despertar el interés de las últimas generaciones de aspirantes a MIR. También es verdad que, al ser una especialidad de laboratorio, no posee el atractivo que caracterizan a las especialidades clínicas en general. Y tampoco quiero descartar nuestra parcela de responsabilidad, quizá al no saber transmitir ese valor desde nuestra actividad docente en la Facultad de Medicina.

-Estás muy vinculado a la investigación, ¿hay algún proyecto del que estés especialmente satisfecho?

Cuando, en el año 1987, regresé de una estancia de dos años en los EE. UU mi intención era poner en marcha una línea de investigación que tuviera también una proyección en los intereses de nuestra región. Así surgió en 1989 un proyecto de investigación en brucelosis, que contó con varios proyectos subvencionados a nivel nacional y la publicación de distintos artículos en revistas especializadas. Bien es cierto que, tras la vinculación al hospital, mi implicación en el mismo fue paulatinamente decayendo, para centrarme en otras áreas más en relación con mi nueva actividad asistencial.

-Y, para terminar, ¿cuáles son tus planes a corto plazo?

No hay grandes pretensiones. Simplemente me gustaría seguir conservando la relación con mis antiguos compañeros, tanto de la universidad como del hospital, y procurar mantener un estado de salud que me permita llevar a cabo mis aficiones, aparte de viajar, siempre dentro de lo posible.