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ENTREVISTA DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER “Las buenas profesionales tendrían que estar tan bien situadas que no deberíamos tener que celebrar del Día de la Mujer”

La doctora Carmen Portilla es una de las médicas colegiadas más antiguas en Cantabria con una trayectoria de más de 40 años como pediatra  

Carmen Portilla se jubiló a los 65 años después de más de 40 como pediatra en centros de salud de Cantabria, aunque hubiese seguido trabajando porque “mi primera etapa y la última fueron las mejores de mi vida y siempre me ha encantado mi profesión”.

Es hija de médico rural y viuda del cardiólogo Atilano Sánchez, que fue jefe de Cardiología de Valdecilla y falleció hace dos años dejando un gran vacío en la vida de esta doctora que analiza su trayectoria con motivo del Día Internacional de la Mujer. Lo hace con una sonrisa que solo se adivina en sus ojos, por el uso de la mascarilla, y con un enorme cariño a muchos compañeros y a cientos de madres que llevaban a sus hijos a su consulta que hasta se manifestaron por un cambio de Centro de Salud que las dejó tan huérfanas de pediatra que decidieron trasladar a sus niños como pacientes de la nueva consulta de la doctora Portilla, ubicada en Soto de la Marina. Un hecho sin precedentes que fue el comienzo de una de las mejores etapas profesionales de esta médico de vocación que destaca con orgullo los  “muchos besos que recibí de madres y de  niños”.

-Cuéntanos brevemente tu trayectoria como pediatra

Estudié Medicina en la Universidad de Salamanca, aquí no había, y en ese momento éramos 81 chicos y cinco chicas y, a pesar de la mayoría masculina, jamás notamos desigualdad alguna y nos trataron fenomenal. Después continué mis estudios en Salamanca porque cuando terminé la carrera se creó la Escuela de Pediatría de Ernesto Sánchez Villares, discípulo del doctor Arce, que era un maestro del que quería aprender. Fui ayudante de clases prácticas, hice la tesis en fisiología sobre estrógenos con el profesor Ganarías (Acción estrógenos y estrógenos más DOC sobre la actividad del sistema glucosa 6-P-D eshidrogenasa-NADPH) y luego hice la oposición al Ministerio de Sanidad, en Madrid, que aprobé. Entonces elegí venir aquí con el doctor Madrigal.

Siempre he estado en Centros de Salud en Santander, primero en Isabel II, donde estábamos todos y yo era la única mujer, agradezco muchísimo en esa etapa lo bien que me acogieron todos mis compañeros. Después fui al Centro de Salud Ramón Pelayo donde estuve muchos años, hasta que me mandaron al de Soto de la Marina.

Ese traslado no lo recibí con gusto porque era injusto y fruto de una decisión arbitraria ya que, por mi oposición, no podía tener destino fuera de Santander, pero por cuestiones administrativas no se pudo cambiar la decisión y allí fui. Y la realidad es que fue la parte más feliz de mi vida profesional, el final de mi carrera y el sitio donde mejor la he desarrollado. Las mejores épocas de mi vida fueron la primera, con el doctor Piñal y el doctor Ortiz de la Torre, y la ultima en Soto de la Marina.

-Y por ese cambio ocurrió algo muy especial que fue noticia…..

Pues yo no sabía nada pero las madres de mis pacientes hicieron una manifestación en Valdecilla para protestar por mi traslado y también se presentaron en mi casa. Tanto protestaron que consiguieron que les dejasen trasladar a sus niños a mi nuevo centro, así que, aunque yo estaba disgustada con el cambio, al ver que las madres iban en romería a Soto de la Marina no me quedó más remedio que ponerme a trabajar.  Y finalmente disfruté de mis mejores años como pediatra.

Estoy muy agradecida a los equipos con los que he trabajado, profesionales estupendos, como el doctor Tomás Salas, del Centro de Salud de Soto de la Marina, y los pediatras Mª José Lozano y Luis de La Rubia, a los que quiero agradecer especialmente su apoyo y compañerismo. Y a dos enfermeras las que tengo un cariño enorme: Cloti, que falleció y estuvo en mi primera etapa,   y Raquel, con la que trabajé en Soto de la Marina con un grupo estupendo que todavía hacemos una comida de Navidad.

-La especialidad de pediatría es una de las más solicitadas por mujeres médicas ¿por qué crees que así?

Pues no lo sé, porque la vida de una pediatra es igual en hombres que en mujeres, yo quería hacer Medicina Interna o Pediatría, desde siempre, y me fui con el maestro Sánchez Villares. Es una profesión preciosa tanto para hombres como para mujeres.

-¿Qué es lo que más te ha satisfecho de tu profesión?

Estoy muy satisfecha de lo que he hecho y de la profesión a la que me he dedicado y lo que más me alegra es que mis pacientes no han tenido enfermedades gravísimas ni he sufrido grandes amarguras por ellos. He tenido mucha suerte. Pero lo que más me ha enriquecido es que me he entendido muy bien con las madres, las tengo mucho cariño. Además, a mi me tocó una época en la que también iban muchos padres a llevar a los niños, y con ellos y con las madres tenía una relación familiar que me aportaba muchas cosas positivas.

Y es curioso que los niños también me trataban con mucho cariño a pesar de que ellos saben que les puedes hacer daño, con las vacunas, por ejemplo. El que los niños te acepten tan bien es muy satisfactorio y la empatía que se establece con ellos me impresiona.

-Siempre has trabajado en la Sanidad pública ¿nunca te planteaste estar en el sector privado?  

No, nunca me he sentido atraída por el sector privado.

-Tu padre era médico rural, tu marido era jefe de Cardiología de Valdecilla…toda tu vida rodeada de médicos…..

Si. Conocí a Atilano en Salamanca, saqué la oposición y estuve un año trabajando aquí pero pedí excedencia y volví al hospital de Salamanca para estar con él. Pero tuvimos mucha suerte porque al poco tiempo de estar allí le llamó Ubaldo Sánchez y le ofreció ir de jefe de Cardiología de Valdecilla, un puesto que aceptó. Y nos dedicamos ambos toda la vida a la Medicina.  Mi marido murió en la pandemia y quiero decir que estoy muy agradecida a Valdecilla, sobre todo al trato que nos dieron en el servicio de Cardiología, donde él trabajó tantos años.

-Hoy celebramos el Día Internacional de la Mujer y en Medicina ya hay más mujeres que hombres, al contrario de lo que ocurría hace décadas ¿qué le parece este cambio en la profesión?

La mujer está luchando por tener un sitio importante en el mundo laboral, algo que el hombre ya lo tenía adquirido, y para ello tiene que demostrar que vale mucho, los hombres parece que tienen que luchar menos para conseguir lo mismo.

Quizá por eso las estudiantes de Medicina saquen las mejores notas, y están muy cualificadas, hay profesionales excelentes que tendrían estar muy bien situadas. Yo creo que las buenas profesionales tendrían que estar tan bien situadas que no deberíamos tener que celebrar este Día Internacional de la Mujer.

Yo tengo tres hijos estupendos, dos hijas y un hijo, y son muy diferentes pero los tres tienen las cosas muy claras y eso es muy importante, una de mis hijas  da más prioridad al trabajo que la otra pero las dos son felices así.