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 «La Medicina es inconcebible sin su componente humano y humanístico y sin su saber estar en las vanguardias de los desarrollos científicos»

El hematólogo y  periodista, José Manuel Pastor,   protagonizó una de las convocatorias del ciclo «Humanismo y  Medicina» del COM Cantabria 
El doctor José Manuel Pastor estudió Medicina en la Facultad de Zaragoza entre los años 1963 y 1969.  Posteriormente,  hizo  la especialidad de Hematología-Hemoterapia como residente en el Hospital Vall
D´Hebrón de Barcelona (1970 a 1973) y en  esos años obtuvo la Licenciatura en Periodismo por la Escuela Oficial de Barcelona.
Desde 1974 se  integró  en el Servicio de Hematología-Hemoterapia del Hospital Valdecilla en el que ha permanecido hasta su jubilación,  en julio de 2011, y durante ese periodo  cursó  la licenciatura en Geografía e Historia en la Universidad de Cantabria, estudios  que no ha concluido  porque la prioritaria dedicación al Hospital  le resultó incompatible con la finalización de la carrera.
En esta entrevista para el Colegio de Médicos de Cantabria,   José Manuel Pastor  habla de su triple vocación,  la Medicina, el Periodismo y la Historia,   que le ha llevado a escribir varios libros, y de otros asuntos, como la afición de otros muchos médicos a la escritura.

-Eres hematólogo  y periodista, dos profesiones muy diferentes ¿por qué decidiste formarte en ambas?

En la decantación por la Medicina creo que intervinieron tanto su faceta científica como su proyección al ser humano en sentido amplio, así como la admiración que en mí despertaban algunas figuras muy respetadas por su proximidad o su sabiduría. El Periodismo o la Historia respondían a otros intereses personales, en los que se mezclaban (o confundían) el entender lo actual desde la perspectiva del pasado y una querencia juvenil por la literatura.
-¿Y cuál  de las dos te ha dado más satisfacciones personales y profesionales? 
Mi dedicación fundamental ha sido la Medicina, volcada en el Hospital Valdecilla en las áreas de la transfusión y  la inmunología hematológica y de los trasplantes, así como en la puesta en marcha del Banco de Sangre de Cantabria. Todo ello, junto a las relaciones con compañeros y colaboradores, ha colmado mis ambiciones profesionales y me ha llenado personalmente.
El periodismo lo he cultivado mucho menos de lo que hubiera querido, lo que no deja de ser una frustración de la que me resarce algo la publicación el año 2007 del libro Leyendo a Pick, en el que tras revisar su extensísima obra en la prensa local queda de manifiesto que, a mi entender, es el periodista mayor de nuestra tierra y uno de los realmente grandes a nivel nacional. Por otro lado, en los años ochenta el Ministerio de Sanidad convocó premios nacionales de periodismo (para prensa, radio y televisión) como estímulo de determinadas actividades, entre ellas la transfusión y los trasplantes; con varios artículos publicados en Alerta me presenté en sendos años a la convocatoria sobre estos dos temas -que eran mi campo de trabajo en el Hospital- y tuve la agradable sorpresa de ser premiado en ambos.
-¿Estás trabajando en otras publicaciones futuras?
Sobre todo desde la jubilación (y también algo antes) mi atención principal, y muy satisfactoria, se centra en la historia -aunque no lo llame así- de Cantabria, con dos aproximaciones previas (Con la tierra, de 1998, y En lo hondo y alto, de 2013) que de alguna manera culminan en La entidad de Cantabria del año 2022. Otro texto, Riancho y Lastra. Arquitectura y ciudad (2017) es una mezcla de lo personal, lo arquitectónico y lo socio-político de estos dos magníficos arquitectos y ciudadanos. Un aspecto relacionado ha sido mi participación como coordinador en dos exposiciones dirigidas por José Luis Casado Soto (Cantabria siglo XX, organizada por la Fundación Santillana en 2002, y Santander en el tiempo, patrocinada por el Ayuntamiento santanderino el año 2005 para conmemorar los 250 años de la concesión del título de ciudad) cada una de ella con su correspondiente publicación.
Y la comezón literaria también me ha llevado a traducir y publicar, en 2005,  con ilustraciones de Roberto Orallo, el poemario de Baudelaire Las flores del mal. Actualmente estoy valorando alguna cuestiones relacionadas con lo anterior, pero sin un proyecto aún concreto y maduro.
-Como nos has adelantado, uno de tus trabajos más  destacados es  el libro del que hablaste en la última convocatoria del ciclo de Medicina y Humanismo del Colegio: «La entidad de Cantabria»,  ¿tiene, a tu juicio, nuestra CCAA  la entidad que debería?
 
Por trayectoria histórica y características geográficas, etnográficas etc. creo que Cantabria tiene una entidad que, sin diferenciarla esencialmente, la singulariza más o menos respecto a otras regiones, por lo que en el contexto de la organización territorial del país que fija la Constitución de 1978 entiendo que su consideración autonómica es coherente. Cuestión distinta es si eso se ha traducido en una mejora sustancial de sus parámetros materiales: lo fundamental de nuestro retroceso económico comenzó en los años sesenta del pasado siglo y desde entonces no se han recuperado los índices que nos situaban en posición destacada a nivel nacional, dadas unas tasas de crecimiento inferiores en términos relativos al de otras regiones más dinámicas. Las causas son varias y complejas, no estando para nada claro que una solución política e institucional distinta, como la incorporación a otra comunidad propugnada por algunos, lo hubiera modificado.
-Con respecto a la Medicina  y el Humanismo ¿cómo ves el futuro teniendo en cuenta la evolución tecnológica, la Inteligencia Artificial  y la realidad de los médicos más jóvenes?
  1.  La medicina es inconcebible sin su componente humano y humanístico y sin su saber estar en las vanguardias de los desarrollos científicos. Por tanto, desde esas bases inmutables sabrá incorporar y adaptarse a los progresos que se suceden, sin despersonalizar la relación médico-enfermo que es su esencia.. El problema, y eso atañe directamente a los médicos jóvenes, es que los avances tecnológicos y los datos demográficos implican unos costes económicos progresivamente elevados, difíciles de cubrir, y ante ello las administraciones públicas inciden en medidas economicistas cuyo denominador común suelen ser las políticas restrictivas sobre los profesionales sanitarios. No va a ser fácil, pero habrá que procurarlo, una renovada orientación que incluya la ampliación de personal médico bien formado y un horizonte laboral y económico atractivo que hagan que una profesión siempre tan valorada por la sociedad siga estimulando a muchos a involucrarse en esa actividad tan exigente como agradecida que es la práctica médica.
-Para terminar, aunque es difícil de  encontrar en Cantabria un médico que  también  es periodista,   son muchos los facultativos que tienen afición por la escritura, de hecho en el COM Cantabria  hay un concurso de relatos breves al que se suelen presentar mucho colegiados ¿por qué crees que ocurre esto?
Muchos profesionales de todos los ámbitos tienen afición por la literatura como parte de personalidades con inquietudes y querencias variadas. Quizá eso es más acusado en el campo de la Medicina por su relación directa y profunda con seres humanos en momentos especialmente duros o o gozosos de sus vidas, y esas experiencias dejan siempre huellas en quienes las comparten. El que tantos colegiados se presenten al concurso de relatos que promueve nuestro Colegio es buena muestra de ello y abunda en una tradición que es estupendo y estimulante continuar.