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Un total de 458 sanitarios se han contagiado en Cantabria, casi un 15% de los infectados

Cantabria apostará por la telemedicina y la tecnología para atender a los pacientes tras el Covid

Un total de 458 profesionales sanitarios se han contagiado en Cantabria desde el inicio de la pandemia, que son el 14,83% de la cifra total de positivos registrados en la región, 3.088 a día de hoy, No obstante, no ha habido víctimas que lamentar víctimas mortales entre este colectivo. Así lo ha señalado este martes el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, que ha participado en un coloquio organizado por Executive Forum en el que ha enumerado varias «lecciones» aprendidas del Covid-19 y medidas que se están poniendo en marcha para adaptar el sistema sanitario a un futuro en el que las pandemias «podrían dejar de ser algo excepcional».

En este sentido ha destacado que Cantabria está realizando una «apuesta decidida» por implantar la telemedicina y llevar a cabo la digitalización del sistema sanitario para atender a los pacientes a distancia o en sus domicilios cuando sea posible, evitando así desplazamientos innecesarios y posibles contagios de coronavirus.

Este modelo es «arriesgado» en la región por el alto índice de población envejecida y la red de consultorios rurales donde impera la tradición de tener un médico cerca, y consistiría en resolver de manera no presencial las cuestiones que sean posibles, para lo que se impulsarán herramientas tecnológicas que permitan un servicio de atención y respuesta multicanal mediante diferentes vías de contacto –teléfono, chat, correo electrónico o videoconferencia–, acudiendo al centro médico solo las personas cuya cita sea «ineludible».

En esta línea, se están desarrollando proyectos piloto como el traslado de medicinas a las oficinas de farmacia comunitaria más cercanas a la población para evitar esperas en la recogida y desplazamientos, o el de la administración de tratamientos oncológicos intravenosos o subcutáneos de bajo riesgo –quimioterapia, terapia dirigida o inmunoterapia– en los domicilios.

También se ha aprovechado la situación provocada por la pandemia para suprimir el papel para las prescripciones médicas. Los datos de los pacientes se incorporarán a la aplicación que el Servicio Cántabro de Salud, ya se puede acceder a su informe de consultas o su situación en listas de esperas y pruebas, puede acceder a videollamadas a una consulta, etcétera.

La tecnología también servirá para facilitar el trabajo a los profesionales, según ha destacado Rodríguez, y se ha instaurado una herramienta que comunica la situación de un medicamento en el momento en el que se prescribe para evitarlo cuando hay desabastecimiento.

En esta línea también se apuesta por «materializar» el ‘big data’, que «puede ser un aliado del sistema sanitario» que puede ayudar en diagnósticos, compra de fármacos basándose en anteriores resultados o potenciar la participación en nuevas terapias y ensayos clínicos.

En cuanto a otros «retos» que ha dejado el coronavirus, el consejero se ha referido a la necesidad de trabajar en un modelo sanitario «flexible, robusto y resiliente», introduciendo medidas de flexibilización en la gestión de personal que permitan dar respuesta a todas las circunstancias y «no en base a la voluntariedad de las personas, sino en base a reconocimiento en función de su esfuerzo».

Además, la crisis ha sido una «cura de humildad» que ha mostrado que la situación de cada país «no es independiente», por lo que ha apostado por actuar en los países menos desarrollados ya que al final «nos afecta a todos». «No se trata de beneficencia, se trata de actuar en beneficio propio», ha dicho.

«Blindar» la sanidad pública

Y a un día de cumplir un año de su llegada al cargo de consejero –el 8 de julio de 2019– Rodríguez ha esperado que el virus haya servido para «blindar» la Sanidad Pública e «introducir elementos correctores para que las administraciones no seamos rehenes de un gasto sanitario creciente y fortalecer la base científica».

Por otro lado, ha hablado de definir un modelo asistencial para las residencias de mayores, que no dependen de su Consejería sino de la de Servicios Sociales. En este sentido, y a preguntas de los espectadores acerca de su opinión sobre unir en una estas dos áreas, ha dicho que «no es partidario» de hacerlo porque Sanidad «se come» el presupuesto, aunque sí de trabajar conjuntamente en muchos aspectos.

Por último, se ha referido a la cogobernanza que se ha dado en los meses del estado de alarma entre el Gobierno central y regional, y más en concreto entre el Ministerio y la Consejería de Sanidad. Según ha indicado, es «absoluto defensor» del papel del Ministerio en cuanto a coordinación y liderazgo, pero «es un equilibrio complicado». «Ni que el Ministerio invite a comer y paguemos las comunidades autónomas», ni que éstas vayan «cada uno por su lado», ha defendido.