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Medico Joven - MIR


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El Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, una buena elección para hacer el MIR

Artículo de opinión del Jefe del Servicio de Digestivo del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, el doctor Javier Crespo García

En un recorte de prensa publicado el 29 de diciembre de 1929 y escrito por el Dr. Gregorio Marañón, se hacía referencia a los inicios de nuestro querido Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV): “Nuestra ciencia, la Medicina, ha pasado en el año 1929 por una de esas fases de sopor. Una excepción consoladora, magnífica, capaz de compensarlo todo, por lo que es en realidad, y más aún por lo que representa como intención y como esperanza, es el Hospital creado en Santander por el Marqués de Valdecilla”.

Valdecilla nació bajo el mecenazgo del Marqués de Valdecilla, don Ramón Pelayo, la ideología de don Gregorio Marañón, un referente moral e intelectual, y el liderazgo de don Wenceslao López Albo, un eminente neuropsiquiatra que compartió laboratorio con don Santiago Ramón y Cajal. La unión de estas tres personalidades dio lugar a un cambio de paradigma en el concepto de hospital, fundando un hospital centrado en el paciente, moderno e innovador. Un hospital revolucionario para la época, con un organigrama basado en servicios médico-quirúrgicos especializados y coordinados entre sí para formar equipos de trabajo altamente estructurados. Pero la innovación fue más allá y se diferenció del resto de los hospitales españoles de la época al sumar las funciones docente, investigadora y preventiva a la clásica (y única en aquella época) función asistencial. De la Casa Salud Valdecilla no solo se beneficiaron los pacientes de nuestra tierra, sino que contribuyó de forma notable a la Sanidad española, fundamentalmente con dos aportaciones, el Instituto de Postgraduados y la Escuela de Enfermería, en un momento en el que nuestro país carecía de escuelas de especialización.

Pero, hablemos del presente, del futuro de nuestra Institución. No penséis que este venerable anciano, nuestro hospital, a sus 94 años está fatigado, obsoleto o trasnochado. Se encuentra en plena forma. A pesar del cambio de fisonomía, a pesar de los profundos cambios de nuestra Sociedad, el espíritu Valdecilla, ese edificio moral e inmaterial que hemos heredado de las personas que formaron y forman parte de esta Institución, sigue siendo el mismo que en el momento de la Fundación. Los tres pilares básicos sobre los que se fundó la Casa de Salud Valdecilla: asistencia, investigación y docencia, están hoy representados por el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, el Instituto de Investigación Sanitaria (IDIVAL) y el Hospital Virtual Valdecilla, a los que se une de forma indisoluble la Facultad de Medicina. Hoy, y al igual que hace 94 años, nuestro Hospital mantiene una apuesta continuada por la asistencia de excelencia. El matrimonio indisoluble, salud y ciencia, sigue siendo nuestro sello de identidad. Los mejores profesionales, los mejores hospitales de cualquier parte del mundo investigan, y Valdecilla lleva en su ADN el amor por la investigación. Nuestra obligación es, también, investigar, innovar, ayudar a mantener a Valdecilla como un centro de excelencia. Es, en definitiva, un hospital con alma, donde todas y cada una de las personas que trabajamos, aportamos lo poco que tenemos para hacer un gran hospital.

Pero, y, ¿Que esperamos de vosotros? Las expectativas acerca de las cualidades del médico siempre han sido altas: “El médico debe ser estudioso, cauto, ordenado, prudente…” (De la Práctica Médica y de la Prudencia de los médicos, Arnau de Vilanova). Nosotros esperamos vuestra fuerza, ilusión, trabajo, entrega, esfuerzo, sacrificio…. Y, además:

Esperamos que seáis capaces de tratar enfermos, no enfermedades, queremos un médico capaz de adaptar la enfermedad a la realidad de cada paciente. Queremos hacer “cosas” al paciente, pero sobre todo hacer “cosas” con el paciente, haciéndole un elemento activo de su propia enfermedad y, especialmente, de su recuperación. En un momento de continuos cambios, la medicina personalizada, quizás constituya el paradigma del médico centrado en el paciente que deseamos. De hecho, es posible que esta medicina personalizada nos lleve no solo a añadir años a la vida, sino a añadir vida a los años. No basta con ser extraordinariamente competente en el diagnóstico y/o en el tratamiento. La empatía, ese esfuerzo por entender la posición del paciente durante una relación asistencial (Francesc Borrell) es imprescindible. Debemos evitar la fascinación por las nuevas tecnologías y, sin embargo, debemos entusiasmarnos con las posibilidades que nos ofrecen para ayudar a nuestros pacientes. Analicemos, reflexionemos, utilicemos los avances tecnológicos, adoptemos un esquema de pensamiento científico, pero, sobre todo, escuchemos a nuestros pacientes, miremos a nuestros pacientes. La racionalidad sin sentimientos es mala medicina, los sentimientos sin racionalidad no es medicina.

Aspiramos a educar profesionales críticos. Os moveréis en unas coordenadas caracterizadas por el indeterminismo y la incertidumbre. Debéis mantener la actitud crítica propia del método científico. Contraeréis la escepticemia; “un trastorno raro y generalizado de baja infectividad”, cuyo fin es fomentar en el profesional la lectura crítica de la información médica, desarrollando “escepticismo científico”, un pensamiento crítico. Sed críticos y medid el impacto de vuestras intervenciones.

Queremos educar a profesionales honestos y honrados. No seáis petulantes, la aportación de los profesionales sanitarios a la salud de la población y del individuo es discreta. Expón a tus pacientes las limitaciones de la Medicina y la inevitabilidad de la misma enfermedad y de la muerte, de la que no debes rehuir hablar, en términos adaptados a cada caso y a cada circunstancia. De hecho, tu paciente y sus allegados esperan oírte hablar de la muerte con serenidad y respeto, pero sin reticencias ni tapujos. Si no lo haces, y dejas esta labor en manos de otros, tú privilegiada relación con tú paciente se deteriorará de forma irreversible y dejarás que tú papel sea el de un mero técnico superior, que únicamente sabe aportar soluciones científico-técnicas.

Esperamos que aprendáis a adoptar las decisiones más correctas para vuestros pacientes, haciendo un uso razonable y responsable de los recursos sanitarios. Por desgracia, la salud si tiene precio. Os enfrentareis con múltiples dificultades y problemas. La desproporción entre la demanda incesante de los pacientes y la oferta limitada; la indefinición de los límites de la medicina y de las funciones del médico; los cambios en la relación médico-enfermo; la entrada en escena de las ciencias OMICAs y la medicina predictiva son algunos de ellos. Un refrán de nuestra tierra dice: al temeroso, una pulga le parece un oso. Sé valiente y decidido en la resolución de los problemas, y original en su planteamiento. Como nos dijo Rita Levi Montalcini (neuróloga y política italiana, Premio Nobel de Medicina), no temas las dificultades, lo mejor surge de ellas.

Esperamos que huyáis de la rutina. Durante este periodo de vuestra vida, iniciáis un proceso de formación continuada que durará toda vuestra vida profesional. Cada etapa de la vida tiene retos diferentes para este esfuerzo continuado. Quizás, una excelente medicina para mantener nuestro espíritu crítico sea la habilidad de interrogarnos sobre nuestro quehacer diario. Steve Jobs nos dio alguna clave con su actitud: “Cada día me miro en el espejo y me pregunto: «Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer? Si la respuesta fuese ‘no’ durante demasiados días seguidos, sabría que necesitaba cambiar algo».

Trabaja, estudia, investiga. Perdón, olvidé recordaos una obligación más: disfruta de esta profesión, de este hospital, de tus compañeros y no olvides ser feliz. Como dijo Gabriel García Márquez en su obra “Del amor y otros demonios”, “No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad».

¿Quieres trabajar, estudiar, investigar y disfrutar en un buen hospital? Elige nuestra “Casa”, el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.