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Elena Lázaro: “Las fake news se combaten con periodismo honesto e independiente, alfabetización mediática, sentido crítico y una verdadera democratización del conocimiento”

La presidenta de la Asociación Española de Comunicación Científica (AEC2) aborda  en esta entrevista para Médicos y Pacientes  los objetivos de la Asociación que preside. Además, habla de la situación actual de la comunicación científica y de cómo combatir las fake news con “periodismo honesto e independiente, alfabetización mediática, sentido crítico y una verdadera democratización del conocimiento”.

¿Cómo describiría la labor de la Asociación que preside?

Creo que el gran papel de la Asociación Española de Comunicación Científica (AEC2) es el de servir de enlace a buena parte de las personas profesionales que trabajan en la comunicación social de la ciencia en todas sus formas: periodismo científico en medios de comunicación o en instituciones científicas, divulgación e investigación en comunicación de la ciencia. Que exista la AEC2 favorece que todas esas personas puedan estar en contacto favoreciendo una mayor profesionalización de la tarea.

¿Cuáles son los objetivos de la Asociación Española de Comunicación Científica?

Estatutariamente, la AEC2 persigue la profesionalización de la comunicación social de la ciencia favoreciendo la formación de quienes se dedican a ella, pero también velando por la independencia de los contenidos informativos, facilitando el diálogo, las relaciones y el acceso a las fuentes de información y el contacto entre personas y entidades del sistema estatal de ciencia. La AEC2 aspira de hecho a actuar como un agente más de ese sistema, trabajando, claro está en su ámbito: el de la comunicación científica, tan necesaria en un tiempo amenazado por la desinformación y la mentira.

¿Cómo debe ser la comunicación científica? ¿Cuáles son las claves para hacer un buen trabajo en este ámbito?

La comunicación de la ciencia debe ser rigurosa, independiente, pero sobre todo inclusiva. La tarea de quienes informan o divulgan sobre ciencia es lograr acercar el conocimiento a la ciudadanía, pero también contribuir al flujo de ese mismo conocimiento y de los saberes en el sentido contrario: desde la sociedad a la comunidad científica. No tengo una fórmula mágica que garantice el trabajo excelente en comunicación científica, pero creo que la honestidad y la profesionalidad resultan imprescindibles.

¿Cree que en las universidades se da suficiente formación sobre la comunicación científica?

Nunca nada es suficiente si hablamos de transferencia social del conocimiento, pero, dicho esto, después de 22 años trabajando en una Universidad, la de Córdoba, considero que las acciones para favorecer la capacitación de las personas investigadoras en el ámbito de la divulgación y la comunicación científica es hoy mucho más amplio que el que se ofrecía hasta hace no mucho cuando básicamente se apostaba todo al amateurismo y la buena voluntad del personal investigador.

¿Cómo describiría la situación actual de la comunicación científica?  

Creo que estamos en un momento clave en el que hemos alcanzado un consenso general sobre la necesidad de contar con un sistema de comunicación social de la ciencia profesionalizado y capacitado para enfrentar los retos del momento, que en mi opinión se explican en dos palabras: incertidumbre y desinformación.

Necesitamos periodistas científicos expertos en las redacciones de los medios que combatan la mentira en la agenda informativa. Necesitamos profesionales en las instituciones científicas que diseñen estrategias para capacitar al personal experto en la divulgación y transferencia del conocimiento. Y necesitamos, por supuesto, no dejar de estudiar la comunicación científica utilizando las ciencias sociales; generar nuestro propio conocimiento para no quedar obsoletos, para prepararnos. Creo que hay un acuerdo general sobre todas esas necesidades.

Ahora bien ¿qué estamos haciendo para conseguirlo? Pues me temo que no todo lo que deberíamos. En el caso de los medios de comunicación, los periodistas científicos padecen la misma precariedad que amenaza a todo el periodismo. Y la sociedad debería tomar conciencia de ello: la precariedad del periodismo es la desinformación de la ciudadanía. En el caso de los comunicadores que trabajan en las instituciones científicas el problema es similar: ni las Universidades ni los centros de investigación van a lograr desarrollar estrategias adecuadas de comunicación científica hasta que no estabilicen al personal técnico que se ocupa de ello en sus Unidad de Cultura Científica o Gabinetes de Comunicación. Y mientras no ocurra eso, el personal investigador no contará con el apoyo necesario para desempeñar una actividad efectiva de comunicación científica, que, por supuesto, debería ser reconocida curricularmente. Algo en lo que venimos trabajando desde hace años desde diferentes frentes, la AEC2 incluida, y que no termina de materializarse: contar la ciencia sigue sin contar todo lo que debería.

Por último y en cuanto a la comunicación científica como objeto de investigación creo que tal y como ocurre con toda la ciencia en este país, sea del área de conocimiento que sea, la gran amenaza es la falta de financiación que facilite la consolidación de los grupos de investigación y la creación de nuevos equipos que abran nuevas líneas de investigación.

En resumen, contamos con los mimbres necesarios para afrontar los retos -tenemos las personas y el saber hacer- pero falta una apuesta aún más decidida y compromiso político sin fisuras, no sólo por parte de la Administración central. Fecyt es la prueba de que hay una apuesta seria y prolongada en el tiempo por la comunicación científica, pero se sigue echando en falta una apuesta real en las convocatorias de financiación de la I+D+i, que deberían de exigir planes de comunicación realistas y profesionales. Y digo no sólo porque resto de instituciones y administraciones que constituyen el Estado debería tomarse esto en serio (Universidades, ANECA, las agencias autonómicas de evaluación, las Comunidades Autónomas…): la democracia necesita una ciudadanía informada y formada y la comunicación científica es imprescindible, salvo que no se quiera una ciudadanía informada y formada, pero eso es otro cantar.

¿Cuáles son las claves para combatir las fake news con base y rigor científicos?

Como comentaba antes creo que a la mentira se la combate con periodismo honesto e independiente, con alfabetización mediática, con sentido crítico y con una verdadera democratización del conocimiento.