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La atención médica al final de la vida requiere “análisis en profundidad, cuidados paliativos y padecer con el paciente”

La última mesa del VI Congreso de Deontología Médica, organizado por el Colegio de Médicos de Badajoz, analizó la atención al final de la vida el punto de vista médico, político, religioso y jurídico. Los ponentes coincidieron en la importancia de abordar el tema desde un análisis en profundidad, la necesidad de potenciar los cuidados paliativos y en que la eutanasia no es una cuestión de «blanco o negro», porque lo esencial es la situación de cada paciente 

La mesa, en la que estuvo muy presente el caso de la reciente muerte en Madrid de una mujer con esclerosis múltiple en fase terminal tras suministrarle supuestamente su marido una sustancia letal, estuvo moderada por Pedro Hidalgo, presidente del Colegio de Médicos de Badajoz, y tuvo como ponentes a Marcos Gómez Sancho, ex presidente de la Comisión Central de Deontología; Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura; José María Gil Tamayo, ex secretario de la Conferencia Episcopal de España y obispo de Ávila; y Mª Félix Tena Aragón, presidenta de la Audiencia Provincial de Cáceres.

Pedro Hidalgo destacó que la mesa hablaba de vida digna, “que termina cuando llega la muerte, porque la muerte no es digna. La muerte es muerte. Lo bueno es vivir dignamente hasta el final de los días”. La atención al final de la vida no es solamente hablar de eutanasia, suicidio asistido o sedación paliativa. «Hay que tratar de llegar al final de la vida con el mejor cuidado del paciente, porque lo que da miedo realmente no es la muerte, sino sufrir”, expuso.

Añadió, que como médico, “he visto sufrir a mucha gente y ello me ha llevado a plantearme si he quitado el dolor todo lo que podía, porque los profesionales estamos comprometidos a ayudar al paciente, no a curarlo, tal y como recoge nuestro Código de Deontología Médica». Hidalgo destacó que Reino Unido ha creado una Secretaría de Estado para luchar contra la soledad, porque hay 9 millones de británicos que la padecen y en España el 8% de las personas viven solas “y no tienen a nadie para que les dé cariño a la vez que el fármaco”.

Hizo referencia a las palabras del Papa Francisco cuando recibió a una delegación del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) y animó a poner compasión al acto médicos y «padecer con el que sufre».  Sobre las últimas iniciativas parlamentarias encaminadas a crear una ley de la eutanasia, el presidente del Colegio de Médicos de Badajoz se preguntó quién era el profesional para acabar con la vida de un paciente, lamentó que la intención es “legislar para que la eutanasia sea un acto médico” y se cuestionó si la profesión debía legislarse éticamente en función de las encuestas.

Fernández Vara: “La atención al paciente al final de la vida es una situación de una enorme complejidad donde no hay buenos y malos”

El presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, subrayó que la atención al paciente al final de la vida es una situación de una enorme complejidad donde no hay «buenos y malos», y cree que en esta cuestión no se puede hacer «un ejercicio de simplificación», ya que en la vida todo no es «blanco o negro».

El presidente extremeño pidió a todos afrontar el debate sobre las cuestiones de los tratamientos al final de la vida desde el respeto, la tolerancia y la cordura, pues no le gustan «estos debates que se plantean en término de haber quién gana». Consideró que todo lo que en la actualidad tiene que ver con los pacientes que se encuentra ante el final de la vida «está bien resuelto por el Código Deontológico y la práctica habitual», pero que el problema en la actualidad es saber dar una respuesta al enfermo neurológico.

En este sentido, opinó que es muy complicado hablar solo desde «el ámbito de los valores morales» ya que «debemos saber ponernos en el lugar del otro, para entenderlo, comprenderlo, aceptarlo y respetarlo», ya que esto no se «puede despachar en una película de buenos y malos, porque no sería ni justo ni correcto».

En su exposición Vara abogó por el consenso para regular las políticas sobre la atención a pacientes al final de la vida, porque no se pueden estar cambiando cada cuatro años. Expuso que los seres humanos somos la consecuencia de tres factores, lo que nos transmiten nuestros padres a través del código genético, lo que aprendemos en la escuela y nuestras propias experiencias vitales, que «muchas veces estas condicionan nuestras opiniones».

Vara comentó que sociedades están formadas por personas, «que cada una tiene una opinión», por lo que el legislador tiene que legislar pensando en todo y todos sobre la base de unos principios como son los de la Constitución Española.

Gómez Sancho: «Los grupos políticos no han sido capaces de sacar adelante una normativa de cuidados paliativos en varias legislaturas»

Marcos Gómez Sancho, referencia en el campo de los cuidados paliativos, explicó que en España cada año mueren 75.000 personas con dolor. «Son personas que necesitan cuidados paliativos y no los reciben y que fallecen con un sufrimiento intenso.  En lugar de hacer una ley para solucionar la situación de estos pacientes, lo que se les ofrece es la eutanasia», afirmó el experto, quien manifestó «no entender la pasividad y la negligencia», que en su opinión tienen «los grupos políticos que en varias legislaturas no han sido capaces de sacar adelante una normativa de cuidados paliativos» que garantice la correcta atención a los enfermos españoles al final de la vida.

Por el contrario, tal y como puntualizó, si se pretende aprobar una ley de la eutanasia. «Si se pretende despenalizar esta práctica -apuntó- cómo mínimo tendrían que dejar elegir a los pacientes: o un buen cuidado a través de los cuidados paliativos o la eutanasia, pero nunca reducir las alternativas a esta última práctica».

En España hay más de 30.000 pacientes con cáncer mayor de 65 años que viven solos y 300.000 ancianos que son maltratados, en muchos casos por sus familiares. «Esto les hace ser personas muy vulnerables», afirmó Gómez Sancho. También resaltó que en España mueran cada día 100 enfermos esperando las ayudas a la Dependencia a la que tienen derecho, en «una siniestra» lista de espera. Y, sin embargo, el borrador de la ley de la eutanasia recoge que desde que el enfermo la solicite hasta que se lleve a cabo no pasarán más de 32 días. «¿Por qué no se dan la misma prisa a la hora de prestar las ayudas que necesitan los pacientes?», reflexionó.

Por último, destacó que «una buena muerte puede dar sentido a toda una biografía» y reconoció que a los médicos no se les prepara para atender con eficacia al paciente que se encuentra al final de la vida y que, en muchos casos, los facultativos siguen percibiendo la muerte como un fracaso profesional.

Mª Félix Tena: «La objeción de conciencia a la eutanasia aportaría seguridad jurídica»

María Félix Tena, presidenta de la Audiencia Provincial de Cáceres, explicó los diferentes casos que puede haber de eutanasia, pero conforme al Código Penal, la llamada eutanasia activa directa, es la única que está sancionada penalmente, aunque se realice por petición expresa del paciente y éste sufra una enfermedad incurable o padecimientos graves, según el artículo 143.4.

La magistrada argumentó que en España, al menos en el ámbito penal, no está prevista la disponibilidad individual de la vida humana. Es decir, la persona no puede decidir cuándo pone fin a su vida y, por consiguiente, no puede imponer al personal sanitario la acción no aconsejable médicamente que conduzca a ello, «al menos no la que requiere una acción médica que suponga poner término a la vida del paciente».

Respecto al proyecto parlamentario de ley de eutanasia hizo hincapié en que esta norma sí recoge la despenalización activa directa, pero exige la petición tajante del paciente, apoyada por la opinión de un facultativo y refrendada por un comité ético, compuesto por médicos y juristas, cuyo número de integrantes sería determinado por la comunidad autónoma correspondiente.

Mª Félix Tena comentó que «en la actualidad, el testamento vital tiene poco recorrido como está configurado porque, si el enfermo está en buenas condiciones psíquicas debe ofrecer en ese momento su opinión y consideración sobra las pautas médicas a recibir; y si no lo está, su voluntad no puede ser adelantada, ni sustituida por la de un tercero».

La magistrada detalló que la objeción de conciencia a la eutanasia «no se encuentra admitida y regulada» y concluyó que sería conveniente «porque aportaría seguridad jurídica a los profesionales, si existiera y se especificara esta posibilidad».

Gil Tamayo: «La respuesta a la muerte no puede ser la muerte»

El obispo de Ávila, José María Gil Tamayo, resaltó que la Medicina «es una profesión vocacional, humana y de principios» que aporta una seguridad, por tanto, a los pacientes y «da confianza saber que su respuesta ante el momento final de la vida va a ser ética y humanista».

Señaló que la eutanasia se ha introducido en la agenda política, «cuando se trata de un tema que juega con el ser humano e influye en la profesión médica». Según Gil Tamayo, «la respuesta a la muerte no puede ser la muerte, porque es un asunto que requiere una reflexión serena, alejada de los lenguajes electorales».

El obispo expresó que «vivimos en una cultura de lo placentero y hemos de entender que la muerte y el dolor forman parte de lo humano». Comentó que los sentimientos «son individuales, dirigibles y pasajeros» y cuando pasa la agitación a escala social, «deja de tener relevancia».

Gil Tamayo concluyó que «a los enfermos hemos de ayudarles con los mejores cuidados paliativos, acorde con la inalienable realidad de la persona, que es su derecho a la vida; el derecho a la vida de todo ser humano, con los cuidados de su familia, y toda la atención sanitaria que podamos prestarles».

Clausura del Congreso 

Tras esta mesa tuvo lugar la clausura del Congreso, pasándole el testigo a Toledo, ciudad que acogerá esta cita en 2020. Mariano Casado, presidente de la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Badajoz subrayó que el compromiso de la profesión médica con la ética y la deontología, que «está viva y debemos de tener muy presente en el día a día de nuestra actividad» y destacó que «hay que modernizarla y adaptarla a los tiempos». Por su parte, Hidalgo recalcó que «los médicos, antes de ponernos la bata blanca, nos tenemos que vestir de humanidad».

Y por último, Fernández Vara concluyó que la deontología le ha servido en la Medicina, pero también en la política, y que le gusta tener la bata blanca de médico en el perchero de su despacho «para comportarme en el ámbito político, como si estuviera ejerciendo como médico».

Pie de foto:

José María Gil Tamayo, Mª Félix Tena, Pedro Hidalgo, Guillermo Fernández Vara y Marcos Gómez Sancho.