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Ser mujer, joven, tener un trabajo de nivel inferior, trabajar en turnos rotativos se asocian con mayores síntomas de ‘burnout’ entre los profesionales sanitarios

Expertos avisan de que dos de cada cinco profesionales sanitarios padecen ‘burnout’

Expertos reunidos en la Jornada de Trastornos Afectivos, organizada por Lundbeck, han avisado de que dos de cada cinco profesionales sanitarios padecen ‘burnout’, especialmente los de Atención Primaria, Urgencias y Medicina Interna. «En las especialidades con mayor demanda, y en las que existe mayor complejidad y gravedad de los pacientes, se da más grado de burnout», ha comentado la jefa de Sección de Psiquiatría en el Hospital Universitario Infanta Sofía (Madrid), Rosa Gutiérrez Labrador.

Además, ser mujer, joven, tener un trabajo de nivel inferior, menos años de experiencia, menor nivel educativo y/o trabajar en turnos rotativos se asocian con mayores síntomas de ‘burnout’ entre los profesionales sanitarios. El ‘burnout’, o síndrome de desgaste profesional, se caracteriza por sentimientos de falta de energía o agotamiento; aumento de la distancia mental con respecto al trabajo, o sentimientos negativos o cínicos con respecto al trabajo; y una sensación de ineficacia y falta de realización.

Además, es un factor de riesgo para el desarrollo de patologías psiquiátricas como depresión, trastornos de ansiedad, uso de sustancias y trastorno de estrés postraumático, entre otros. «La fase de mayor gravedad del burnout es casi indistinguible, sintomáticamente, del trastorno depresivo porque comparten sintomatología afectiva, cognitiva y somática», ha comentado la experta.

En concreto, el ‘burnout’ conlleva consecuencias negativas tanto para la salud y bienestar de los profesionales sanitarios como para la calidad de la atención que se presta a los pacientes. Entre las primeras, repercusiones personales como manifestaciones psicosomáticas, como fatiga crónica, cefalea, trastornos del sueño y gastrointestinales, problemas cardiovasculares; y conductuales, como aumento de conductas violentas y de comportamientos de riesgo relacionados con el control de impulsos, conducta suicida.

También provoca problemas emocionales, como distanciamiento afectivo, impaciencia, irritabilidad, desconfianza y actitudes defensivas; y cognitivos, entre los que destaca la dificultad para concentrarse con disminución de memoria, un peor razonamiento abstracto, o un déficit en la elaboración de juicios.

«Se han descrito hasta 12 patologías que son más frecuentes entre en los profesionales sanitarios con ‘burnout’, entre ellas, enfermedades cardiovasculares, asmáticas y musculoesqueléticas, e, incluso, se habla de un aumento de la mortalidad en menores de 40 años», ha puntualizado Gutiérrrez Labrador.

Además, el ‘burnout’ produce también repercusiones laborales, tales como insatisfacción y deterioro del ambiente laboral, disminución de la calidad del trabajo, absentismo laboral, reconversión profesional y abandono de la profesión. Por tanto, además del coste humano, se asocia también con un elevado coste económico.

FACTORES QUE INFLUYEN EN EL ‘BURNOUT’ DE LOS SANITARIOS

Para Gutiérrez Labrador, hay dos factores fundamentales que influyen en el síndrome de ‘burnout’ de los profesionales sanitarios, por un lado, la organización y la carga de trabajo y, por otro, la dificultad para conciliar la vida personal y la laboral. En este sentido, la coordinadora del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), Verónica Olmo Dorado, ha explicado que el síndrome de ‘burnout’ tiene un origen multifactorial, en el que intervienen el estrés crónico, las dificultades en la relación médico-paciente, el sufrimiento del paciente, las carencias de formación psicológica, la falta de apoyo social y el tiempo de consulta, así como las altas exigencias institucionales y las demandas del paciente.

«Las altas tasas de burnout entre los profesionales sanitarios sugieren que es el sistema de trabajo, más que la personalidad, el principal factor causal de este síndrome de desgaste profesional», ha apostillado la doctora Gutiérrez Labrador.

Por otro lado, y respecto a la prevención, la doctora Olmo Dorado ha informado de que prevenir el síndrome de burnout en el médico de familia precisa de medidas a nivel institucional que disminuyan los principales factores que generan estrés, conseguir una distancia adecuada entre las demandas institucionales y las de los pacientes, ajustar el grado de implicación emocional a la tarea que se esté llevando a cabo, y disminuir la autoexigencia, hiperresponsabilidad, competitividad y expectativas.

Además, abordar los factores psicológicos y sociales, con formación en técnicas de afrontamiento, manejo de las emociones y mejora del autocuidado, puede mejorar la resiliencia del médico y disminuir la ansiedad y los efectos del estrés crónico laboral. «Mejorar la gestión de la organización de los centros, adecuando el tiempo por paciente de las consultas, disminuyendo la carga de trabajo y permitiendo mayor capacidad de autogestión, el reconocimiento de los esfuerzos y buenos resultados y la mejora de los salarios son otros aspectos que se deben considerar», ha zanjado.